NUEVO BLOG!

Luego de su extraña desaparición y de su estrepitoso fracaso como escritora de policiales, Jules vuelve a lo que mejor le sale...sufrir! Acudan a su nuevo grito de auxilio en el mundo blogger...

http://www.cabecita-de-novia.blogspot.com/

avatares...no hay que ser muy diestro para notarlo, quedará sin efecto hasta nuevo aviso...

... desde que abría los ojos por la mañana empezaba a esperarlo ya durante todo el día, acechaba todos los ruidos, se incorporaba sobresaltada, no le cabía en la cabeza que no llegara. Luego, a la hora de la puesta de sol, cada día más triste, ya lo único que deseaba era que llegara el día siguiente.


Gustave Flaubert, Madame Bovary.

sábado, 18 de octubre de 2008

No hay nada mejor que un Sábado a la noche

Me acabo de someter a un ejercicio nada recomendable para un sábado a la noche: la reunión familiar.

El primer indicio de que hoy no iba a ser una gran velada lo tuve en el viaje en el asiento trasero del auto de mis padres. Habrá que practicar entradas más triunfales, porque llegar a un evento de la mano de papá y mamá anula cualquier posibilidad de ser considerada una mujer exitosa por la concurrencia.

Otro gran error es acudir sin regalo para el festejante. Mis razones parecían convincentes, que no me percaté de la magnitud del festejo, que la falta de tiempo, que estamos a una altura del mes...suerte que mamá acudió a mi rescate con una frase exquisita: "sos la soltera de la familia, es lógico que no regales". Cito textual porque si alguién me pidiera que explicase qué quiso decir mi madre con eso, tendría que admitir que, como tantas otras veces, me quedé atónita frente a su universo incomprensible.

Pero ese tipo de máximas maternas, aunque no atañen a mi entendimiento, tienen un efecto instantáneo y letal sobre mi autoestima. De la soltera de la familia, a la solterona de la fiesta hubo un solo, microscópico, paso.

Ante tanto estigma había que adoptar un bajo perfil ¿Cúal era la mejor vía de escape frente a la mirada compadacida de los invitados? Veamos: están los sobrinos y la posibilidad de que algún desprevenido se crea que uno es mío. Entonces agarro a la más chiquita, para darle mayor verosimilitud a mi rol, y la voy arrastrando por el jardín en pose de madre consternada. Hasta que la pequeña se agota de mis juegos y descubre que allí está su hermanita y sus primos, mucho más vitales para los correteos.

Abandonada en la pista, acudo al refugio de los canapés y los calentitos, hasta que el blend de sabores se transforma en un gusto monstruoso en mi boca y mi hermana que me dice: "tenés un aliento a roquefort imposible, no
hables con nadie" No es que pensara hacerlo, pero ahora es el acabose y sólo pienso en huir despavorida de semejante aquelarre.

Faltó mencionar que este tipo de reuniones nunca son cerca de casa, con lo cuál espero a que mi conductor asignado decida emprender la vuelta. Claro que para papá esto es un fiestón, y mi agonía puede extenderse todavía un poco más. Por otra parte acelerar el regreso sería un desprecio para los anfitriones, y después de todo, un sábado a la noche merece una trasnochada más digna.

Así que me resigno a esperar que los minutos pasen, sentada en el sillón más apartado del meollo de la fiesta, con cara de poca satisfacción. Pero sin exagerar, no sea cosa que empiecen a acercarse en masa a preguntarme si me siento bien. El único que, finalmente, lo pregunta es el dueño de casa, mi tío. Pero qué voy a responderle si nada de lo que podría decirle sería razonable y ordenado, por lo que le digo: "me cayó mal algo". Es decirlo y sentir que había encontrado la excusa perfecta para arrastrar a papá hacia el volante. Y funciona, sólo que condimentada con las siempre bienvenidas frases de mamá: "sos peor que los nenes, no controlás lo que comés"

Nos vamos, el trayecto hacia casa es el usual, ellos discutiendo por tonterías, como si la hija no estuviese allí. Y yo que voy con la cabeza apoyada en la ventana, como si no estuviese allí.

Llego a mi casa, el lugar dónde puedo estar sola sin culpas. Dónde voy hacia el encuentro de mi computadora y de mi pasatiempo favorito: la soledad, los cigarrillos y la escritura. Sería un plan maravilloso, sino fuese porque vivo en un edificio de paredes delgadas. Y hoy me vecina tiene una noche increíble, está multiorgásmica. Eso me recuerda que hay planes mejores, sí. Pero me consuela pensar que quizás esté fingiendo. Porque nadie puede gritar así después de todo.

Conclusión: el próximo evento familiar acuso malestar estomacal desde el vamos, la próxima vez que me cruce con mi vecina en el ascensor le pido la receta. Y el próximo sábado hago lo que sea, para no volver a casa con la sensación de que nadie en el mundo está tan desgarrado por la soledad como yo lo estoy, en este preciso instante.

1 comentario:

  1. Es inevitable, contarle de mi identificación en algún aspecto de su relato.
    Comenzando por: "el viaje en auto";
    que más que de una bella soltera: se trata de la profunda e intrínseca sensación: de hija boba sin escapatoria.
    Históricamente hablando (historia fliar. de cada una), y en el sentido práctico (un viaje en auto hacia y degreso, de un evento fliar.)...

    Momento frágil, de sentirse persona SIN identidad, sin madurez para IR POR SU CUENTA.
    Ni volver, por supuesto.
    Un remis?, sería miyonario!;
    volver con un guapo de la fiesta?, "el que dirán" sería insostenible...

    En fin, una se disfraza de hija prolija, educada y asistente, al encuentro de familia.
    En el intento fracasado, de creerse una fiesta como propia, de estados confusos: hija sola, pero grande, niños, que parecen: pero no son hijos!...

    que revuelve infancias lejanas, que el brindis es nostalgia, y claro! los canapes caen mal! (aunque a usted le sirvió de excusa perfecta)...

    Entonces, habrá que tomarse algo antes de ir, o faltar sin "tapujos".

    Para hablar de su soledad, que la disfruta y la sufre, quiero diferenciar, la que es un estado: efímero, y digno de pasar a una compañía majestuosa, tal y como usted sabe: se merece.
    Para acudir a la próxima fiesta; de copilota de su galán, o juntos detrás de un taxista como chofer sin historias en común...

    Y la otra, la "refugio", la suya, la inspiradora de sus sabias palabras, de sus hobbies y vocaciones: bienvenida sea. Brindo por ella.

    Solo le pido,
    que no olvide que ACA ESTOY, PARA ROMPERLA,
    solo y siempre, que usted lo necesite, o simplemente, tenga ganas.

    La saludo, dándole un abrazo de honores compartidos, de este colosal blog.
    Que recien comienza.
    CHINCHIN.

    Ninet.

    ResponderEliminar